El sello Lichterklang sigue a la caza de talentos. Esta vez nos presentan una interesante propuesta de Neofolk de toda la vida procedente del sur de Alemania.
"Blood is the Food of the Gods" es un trabajo de Mars editado en Lichterklang (Ref: LK024) en Junio de 2014. Interpretado por Oliver F. como vocalista, guitarrista y teclista & Marcus S. como vocalista, percusionista y arpista desde Alemania y se centra en el estilo Neofolk y tiene una duración de 52 minutos. Enlaces Relacionados:Mars & Lichterklang Valoración: 7.5 sobre 10
Desde el sur de Alemania nos llega esta interesante banda de corte Neofolk canónico, con sus guitarras y percusiones al uso. Nacida en 2011, cuentan ya con un EP en vinilo titulado “Sacrifice” y ahora se publica su primer álbum bajo el auspicio de los avezados Lichterklang que siempre están al tanto de lanzar nuevos valores y bien que aciertan.
Mars se inspira en los antiguos cultos europeos, fundamentalmente en las runas. No obstante si reflexionamos un poco parecen tener otras influencias. Para empezar, su nombre, Mars, es directamente el dios romano de la guerra, Marte. Una de sus canciones hace referencia al mito de Dédalo e Ícaro, aunque tamizado por el filtro de Yukio Mishima en su libro “Sol y acero”.
Su ideología se aleja de la política para reencontrar su esencia en la tierra, en contra de la sociedad capitalista y materialista. Ante esto presentan unos ideales ecologistas donde vindican el culto a la madre tierra.
La portada de “Blood is the Food of the Gods” presenta a una mujer con los brazos abiertos en cruz y sangrantes. Es una imagen que superpone dos simbologías, a mi juicio. La primera sería la de la mujer crucificada, imagen herética que reivindica la divinidad femenina. En otro sentido, esta mujer podría estar representando la runa algiz haciendo su culto de sangre al dios Sol. Inquietantes ambas interpretaciones, sin lugar a dudas.
En cuanto a qué podemos encontrar en el CD, como comentaba antes, la música se ciñe de manera bastante ortodoxa al Neofolk de toda la vida, con guitarras acústicas, percusiones, un poquito de programación y una voz viril y potente. El mérito, a mi juicio, es la composición. En el disco destacan algunos temas remarcables, entre los que podemos señalar ‘Icarus Falling’ que recuerda un poco a Ostara; la que da título al disco, ‘Blood is the Food of the Gods’, que destaca por su potencia y por su carácter de invocación; ‘Mobilis in Mobile’ unos de los temas lentos e intimistas; y ‘The Dragon Seed’, con una potente guitarra eléctrica y que resulta la más singular en el disco. Señalar también que hay guiños a Death in June y Current 93 en su época de World Serpent en ‘The Cyclic Law’ y ‘Man is Disorder’.
Un disco que se deja escuchar bastante bien aunque no encontremos mucha innovación en lo que respecta al sonido. Una vez lo escuchas tres o cuatro veces te das cuenta de que hay buenas canciones que se te quedan grabadas, lo que significa que han sido capaces de saltar la barrera de la sensibilidad del oyente.
Como ellos advierten en su página, son los propietarios exclusivos del copyright de sus canciones, indican que no te las descargues pirata y si puede ser que les compres directamente sus discos, a poder ser en los conciertos. Así sea.