La tigresa de Csejthe es una de las mayores asesinas en serie de las que se ha tenido noticia. Sus alrededor de setecientas víctimas la convierten en un personaje de crueldad sin límites y, por eso mismo, terriblemente atractivo a nuestros pervertidos ojos.
"Ella, Drácula" escrito por Javier García Sánchez en la editorial de Booket (ISBN: 978-84-08-06455-8) con 448 páginas. Desde España y presentado en Enero 2006 se encuadra entre los géneros Terror & Psicología Enlace Relacionado:Booket Valoración: 8.5 sobre 10
Voy a empezar la reseña diciendo sin rodeos que este libro es uno de los más aterradores que he leído en los muchos años de vida que ya voy acumulando. Su autor, el español Javier García Sánchez ( Barcelona, 1955 ), con más de veinte novelas publicadas y con diversos premios que avalan su trayectoria, ha creado con esta novela una obra realmente impactante, estremecedora y macabra. Su lectura nos sumerge desde la primera hasta la última página en un mundo cruel, de infinita perversidad, donde la violencia va de la mano con una total ausencia de piedad y compasión. Es imposible no condenar las atrocidades cometidas por la protagonista pero al mismo tiempo no podemos evitar sentir una intensa y morbosa atracción por ella.
Lo que tenemos aquí es la biografía novelada, o una novela de tintes biográficos, de Erzsébet Bathory ( 1560-1614 ), una aristócrata húngara a la que los relatos de la época le atribuyen la tortura y asesinato de entre quinientas y setecientas muchachas, hijas en su mayoría de los campesinos que trabajaban en los inmensos terrenos que poseía Erzsébet. La dama, conocida entre otros por los apelativos de "la tigresa de Csejthe" o "la condesa sangrienta", llevó a cabo sus horribles crímenes despertando siempre continuas sospechas entre las autoridades húngaras. Estas sospechas fueron rumiándose durante años sin que nadie se decidiera a investigar más profundamente porque, claro, Erzsébet era un miembro de la alta aristocracia, emparentada con el rey de Hungría y con conexiones familiares en varias cortes europeas, y el escándalo hubiera sido mayúsculo. Además, sus víctimas no eran más que simples muchachas campesinas.
Fue la propia condesa la que facilitó que las autoridades pusieran freno a su carrera cuando decidió que la basta sangre de una campesina no le era suficiente ( pues de torturarlas fue pasando progresivamente a extraerles la sangre y bañarse en ella ) y empezó a secuestrar a las hijas de la pequeña nobleza burguesa, esperando que su sangre fuera más eficaz a la hora de regenerar su cada vez más gastada piel. Lo que la dama no tuvo en cuenta, poseída por su violenta sed de sangre y muerte, fue que los padres de estas jóvenes si sabían a que contactos acudir cuando sus hijas dejaban de dar señales de vida tras haber entrado al servicio de la condesa. Y así, cuando los rumores se habían convertido en griterío insoportable, fue que las autoridades húngaras intervinieron finalmente y condenaron a Erzsébet a morir emparedada en su castillo principal, el de Csejthe, y arrojaron a sus ayudantes a la hoguera.
Todo esto, mucho más ampliado y más matizado, nos es contado en la novela a través de los recuerdos de un sacerdote que pasó su infancia en el castillo de Csejthe como hijo de una de las lavanderas al servicio de la condesa. Los recuerdos del niño se entremezclan con una perfecta ambientación histórica. El autor ha llevado a cabo una intensa labor de documentación para poder dar realismo a la historia; vestuarios, útiles de cocina, de aseo, de labranza, todo contribuye a meternos de lleno en la atmósfera del cambio del siglo XVI al XVII. Las convulsiones de la Europa de la época, el ocaso del poder español, el auge del británico y del holandés, las tensiones religiosas, las guerras constantes entre turcos y húngaros, todo ello aparece reflejado en esta obra, prestando así el mejor y más realista marco posible a las violentas actividades de Erzsébet Bathory.
Javier García Sánchez no ahorra esfuerzos a la hora de enfrentarnos con el horror y la desenfrenada locura que presidió la vida de la condesa. Desde el principio la vemos como una mujer cruel, violenta y despiadada, sin ningún tipo de pudor y desconocedora absoluta de la piedad. Ni su vasta cultura ni su esmerada educación la sirven como freno, antes al contrario. Su ferocidad y su instinto sanguinario aumentan cada día y explotan de mil y una formas, para desgracia de sus desamparadas víctimas. Asusta de veras pensar que pudo existir alguien tan increíblemente sádico y cruel, tanto que la pregunta surge inevitablemente ¿ La condesa Bathory que aquí aparece era la real ? ¿ Fue así de monstruosa ?. Eso ya no estamos en condiciones de saberlo pero, teniendo en cuenta que el autor se ha servido de abundante documentación de la época y que los hechos, no las interpretaciones, que aparecen son prácticamente todos ciertos, pues entonces podemos pensar que sí, que pudo ser perfectamente así. Y entonces, ¿ por qué nos fascina tanto ? ¿ No será que todos llevamos dentro una Erzsébet Bathory ? Pues seguramente sí ; yo de momento he conseguido reprimir mis instintos homicidas y mis ganas de torturar y destruir, pero no se cuanto tiempo voy a ser capaz de seguir aguantando...
Fue la propia condesa la que facilitó que las autoridades pusieran freno a su carrera cuando decidió que la basta sangre de una campesina no le era suficiente ( pues de torturarlas fue pasando progresivamente a extraerles la sangre y bañarse en ella ) y empezó a secuestrar a las hijas de la pequeña nobleza burguesa, esperando que su sangre fuera más eficaz a la hora de regenerar su cada vez más gastada piel. Lo que la dama no tuvo en cuenta, poseída por su violenta sed de sangre y muerte, fue que los padres de estas jóvenes si sabían a que contactos acudir cuando sus hijas dejaban de dar señales de vida tras haber entrado al servicio de la condesa. Y así, cuando los rumores se habían convertido en griterío insoportable, fue que las autoridades húngaras intervinieron finalmente y condenaron a 
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