Cartas del Diablo a su Sobrino, es una obra que trata con originalidad, ingenio y profundidad, la lucha entre el bien y el mal librada en el espíritu humano.
"Cartas del Diablo a su Sobrino" escrito por Clive S. Lewis en la editorial de Editorial Andres Bello (ISBN: 956-13-1746-X) con 160 páginas. Desde Inglaterra y presentado en 1940 se encuadra en el género Fantasía Enlace Relacionado:Editorial Andres Bello Valoración: 8.75 sobre 10
Muda pero elocuente, la voz del mal susurra sus voluntades a nuestro pobre corazón, que acude presto a obedecer. Un segundo después, sin advertir que hemos cumplido un infernal designio, el hecho está consumado y nuestra alma perdida para siempre.
Pocas veces, una idea tan original ha sorprendido las páginas de un libro para plasmar un problema incontables veces abordado como lo es el conflicto entre el bien y el mal.
En este libro titulado: Cartas del Diablo a su Sobrino del irlandés Clive S. Lewis, los lectores sólo conocerán las misivas de Escrutopo (demonio experimentado) a su sobrino Orugario, un diablo principiante que tendrá como misión perder el alma de un joven inglés. A través de estas cartas, iremos construyendo la historia, y enterándonos de los éxitos y fracasos (parciales ambos hasta el impredecible final) de este novato ángel del infierno.
Lewis mantiene el suspenso hasta el último momento, haciendo uso del humor y la agudeza para sondear, a través de las reflexiones de los diablos, en las fortalezas y debilidades de la naturaleza humana. En su relato, el escritor materializa su idea del infierno en el contexto del siglo XX, esto es: una burocracia exitosamente estructurada para alcanzar el nefasto propósito de efectivizar el mal. Es por eso que nos encontraremos con una visión de este sitio de castigo espiritual como una organización basada en reglas y normativas bien consolidadas.
La bien conocida ley de la selva, que supone la intención del más fuerte por comerse al más débil privándolo de su identidad, es vista por el autor como el máximo de los males, no siendo otro el castigo que recibirá el demonio aprendiz (por parte de su tío de mayor rango) de no cumplir con la tarea que se le ha encomendado.
Pero mas allá del curioso abordaje que hace del tema en cuestión, el autor nos confiesa, en la nota preliminar de su libro, nunca haber escrito con menos gozo y haberse “ahogado” mientras lo hacía. Claro, la originalidad de la que se sirve Lewis no parece librarlo (ni librarnos) del carácter intrínseco de la obra: el trabajo del mal en la voluntad humana, visto en este caso, a través de el esforzado intento de un íncubo por sumir eternamente el alma de un joven (que podría ser la de cualquiera de nosotros y hasta la del mismo Lewis) en el tan nombrado y temido Averno, donde, según las sagradas escrituras, sólo hay llanto y rechinar de dientes.
Este prolífico escritor, nacido en Irlanda en 1898 y fallecido en Oxford hacia 1963, fue docente de literatura renacentista y medieval y gozó de gran popularidad entre sus alumnos y seguidores, atentos a sus conferencias y pláticas radiales. Si bien ha escrito acerca de varios temas, su conversión al cristianismo determinaría su obra literaria. Entre sus producciones podemos contar: Capturado por la alegría (autobiografía), Los Cuatro Amores, El Problema del Dolor, Mero Cristianismo y Los Milagros (obras teológicas), El Gran Divorcio, un sueño y la historia fantástica (llevada al cine recientemente) titulada Las Crónicas de Narnia. Cartas del Diablo a su Sobrino aparece durante la segunda guerra alemana, y es una obra en la que el autor vuelca realidad, fantasía, ensayo y deja traslucir una sutil biografía, encarnando (como lo haríamos quizás tantos de nosotros) el rol del joven tentado. Abre nuestra percepción y nos permite estar atentos, enseñándonos que ignorar al Demonio es un error tan craso como adorarlo.
Me resisto a ser yo, con mi prosa torpe, quien cierre esta reseña. Dejaré esta tarea a un gran amigo de Clive Lewis, quien en pocas palabras, parece definirlo acabadamente: “Hombre honrado, valiente, inteligente – maestro, poeta y filósofo – y, tras una larga peregrinación, amante por fin de Nuestro Señor.” J.R.R. Tolkien.
Muda pero elocuente, la voz del mal susurra sus voluntades a nuestro pobre corazón, que acude presto a obedecer. Un segundo después, sin advertir que hemos cumplido un infernal designio, el hecho está consumado y nuestra alma perdida para siempre. 
