www.mentenebre.com: Last Days

La película no oficial sobre la muerte de Kurt Cobain evita caer en los clichés del biopic hollywoodiense dando la espalda a los seguidores del cantante y al público en general. No escucharemos la música de Nirvana, ni los nombres propios coinciden, ni siquiera hay interés en atar cabos. La cinta se revela como una experiencia desigual pero con suficiente capacidad para hipnotizar al espectador en la angustia existencial de un ser que exprime su talento ( y su vida ) rodeado de gente con la que le es imposible relacionarse. Van Sant imagina a Cobain como un ser opaco que ha decido aislarse del mundo y comunicarse sólo a través de canciones donde vuelca toda su desesperación.

Last Days

Van Sant rueda el tedio, el vacío, lo que otros obviarían. Para el director son más importantes los hechos que las palabras y los diálogos son banales. Además la banda de sonido tiene una gran importancia en el desarrollo del filme inseparable del devenir del protagonista. La soledad de Cobain ( aquí llamado Blake ) le equipara a un fantasma que agota sus últimas horas de vida. Michael Pitt con look guarro y camiseta a lo Freddy Krueger se pasea por su “mansión” y un bosque cercano moviéndose por inercia. Su interpretación “de espaldas” al estilo hermanos Dardenne está a la altura del mito. Una acertada desenvoltura en largos planos secuencia dota al filme de una fuerza primitiva y genuina. Los (des)encuentros con los demás miembros de la banda y personas que aparecen por allí conforman el núcleo narrativo.

Con "Last Days" Van Sant cierra la llamada "trilogía sobre la violencia". "Gerry" era una película sobre la nada, dos personajes despojados de identidad vagando por el desierto aceptando estoicamente su inutilidad como personas al no saber salir de esa situación. En "Elephant", Palma de Oro en el Festival de Cannes, mostraba la matanza del Instituto Columbine con una mirada fría y distanciada, convirtiéndose en una de las películas más terroríficas de los últimos años. La apatía como mal de la juventud aparece en todas ellas. Siempre deriva en violencia contra los demás o contra uno mismo. La reflexión final de Van Sant no puede ser más descorazonadora.

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