Después de una espera de más de tres años tras la edición de su último cd Cruxshadows vuelven a pegar fuerte con su mejor y más trabajado disco hasta la fecha.
"Dreamcypher" es un trabajo de The Crüxshadows editado en Dancing Ferret Discs (Ref: DFD-20117) en Enero de 2007. Interpretado por Rogue como cantante,compositor y letrista & Rachel McDonnell al violín & George Bikos en la guitarra & Jen Jawidzik como teclista & Jessica Lackey coros y bailes & Sarah Poulos coros y bailes desde Estados Unidos y navega entre los estilos Gothic & Darkwave & Electro y tiene una duración de 74,06 minutos. Enlaces Relacionados:The Crüxshadows & Dancing Ferret Discs Valoración: 8.75 sobre 10
Se veía venir. Todo prometía que “Dreamcypher” se iba a convertir en el mejor trabajo de estos nativos del estado norteamericano de Florida. Para mi alegría tengo que decir que las previsiones se han cumplido; estamos, sin duda, ante el mejor disco de la ya larga carrera de Cruxshadows.
El trabajo comienza con una intro dividida en dos partes; la primera, electrónica y bailable, y la segunda, ambiental y relajante. El uso de este tipo de sonidos casi Dark Ambient es algo bastante poco habitual en la discografía de Cruxshadows y es signo de que lo que nos espera va a ser muy excitante. ‘Windbringer’ comienza asaltando nuestros oídos en el más puro estilo Cruxshadows, engrandeciéndolo con el sensacional violín de Rachel y con un estribillo tan bombástico y potente como siempre. Después nos reencontramos con ‘Sophia’, ya editada como single, y que va en la misma línea de música de baile de calidad directa al corazón.
La primera gran diferencia la tenemos con ‘Defender’, con unas bases muy cercanas al Synth-Pop. La caja de ritmos baja un poco la velocidad y suena menos seca de lo habitual mientras el mágico violín nos envuelve en un mundo de sueño y fantasía al tiempo que dejamos que el cuerpo se deslice por la pista de baile. Tanto ‘Perfect’ como ‘Elissa’ van en la misma onda de ‘Sophia’ y ‘Windbringer’, es decir, puro estilo Cruxshadows.
La gran sorpresa de este disco es, a mi juicio, ‘Eye of the Storm’; un comienzo tan marcadamente sinfónico que ya lo hubiera querido para sí el mismísimo Tilo Wolff, va dando paso poco a poco a la incorporación de unos suaves ritmos y de la guitarra, tutelados casi en todo momento por un violín especialmente afortunado. La tensión va creciendo paulatinamente hasta convertir este tema en un auténtico himno que merece figurar como una de las mejores canciones de toda la discografía de Cruxshadows y que finaliza justo como empezó, con esos sorprendentes aires sinfónicos que confirman que estamos ante una banda que todavía tiene mucho que decir.
‘Ariadne’ no pasaría de ser un tema convencional de Cruxshadows si no fuera por ese magistral violín que convierte en oro todo lo que toca. Aquí, como en ‘Defender’ y un poco también en ‘Eye of the Storm’, las bases rozan el Synth-Pop. ‘Sleepwalking’ es el punto más flojo del disco, y es que un grupo orientado fundamentalmente a la música de baile cae en picado hacia el abismo de lo cursi y lo hortera cuando se pone meloso… En fín… Por suerte la impresión del oyente cambia por completo con ‘Solus’, otra de las joyas de “Dreamcypher”. De nuevo toques de Synth-Pop, unidos al violín y a los coros de las bailarinas, dan paso a un estribillo absolutamente cautivador; la canción es un medio tiempo ( esto sí que lo hacen bien y no las baladas ) que se ennoblece al contar con el más hermoso solo de violín de todo disco. Un diez para Rachel…
‘Dido's Reply’ es un interludio que conduce hasta otra balada, ‘Memorare’, más resultona y menos melosa que ‘Sleepwalking’, con una melodía que, por lo menos, llega a interesar. ‘Birthday’ es otro de los pilares de “Dreamcypher”. Es puro estilo Cruxshadows, pero con un estribillo maravillosamente pegadizo y embriagador. Además cuenta con un espectacular intermedio de percusiones tribales mezcladas con un sublime y enérgico violín. Para finalizar tenemos ‘Kisses 3’, una dulce y corta balada, no excesivamente pegajosa, que sirve como despedida.
Tras haber realizado este magnífico viaje podemos sacar varias conclusiones. La maquinaria Cruxshadows funciona a la perfección; las guitarras, contundentes cuando aparecen, maridan perfectamente con la extensa variedad de teclados y ritmos. La voz, sin ser una maravilla, consigue comunicar con el oyente y cuenta con la ayuda de, otro elemento novedoso, los eficaces coros. Y, como no, el violín, que pone una nota de trágica belleza en todo este conjunto. La combinación de todos estos elementos, sin ser magistrales tomados aisladamente, conforman una obra que sí es magistral en su totalidad.
Afortunadamente disponemos de todo tipo de músicas; hay músicas para los momentos más intimos, para la introspección, para el escalofrío y para la soledad. Pero también hay músicas para el baile desenfrenado, para la descarga de adrenalina y para levantar el ánimo. Y ahí es donde encajo yo a Cruxshadows, una banda que con cada disco demuestra que se puede evolucionar cada vez a mejor y que todavía cuentan con recursos para continuar sorprendiendo y enganchando a sus fans.
La primera gran diferencia la tenemos con ‘
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