Surgida a finales de la Edad Media y de raíces netamente paganas, la representación de la Trinidad Trifacial tuvo un gran auge entre las representaciones religiosas del Renacimiento. Pero pronto la Iglesia Católica la consideró monstruosa y herética y la condenó en el Concilio de Trento y en bulas posteriores, destruyendo la mayoría de estas imágenes. A continuación repasamos los ejemplos que nos han quedado de ella.
Ejemplos en el Virreinato del Perú
En el Virreinato de Perú sólo he encontrado dos representaciones de la Trinidad trifacial. La primera es la que se encuentra en el Museo de Arte de Lima y que es como todos los ejemplos del Virreinato de Nueva España también anónima. Su datación no es clara y se ha establecido entre los siglos XVII y XVIII. La referencia a esta obra la encontramos en el texto de Alfonso Rodríguez G. de Ceballos. Se trata de una representación de cuerpo entero con túnica blanca y capa azul en su interior y ornamentada con dorados en su exterior. Tiene un doble nimbo, uno triangular inscrito en otro circular. Sostiene entre sus manos la alegoría de la Trinidad. Recuerda por tanto al ejemplo novohispano antes mencionado y a las representaciones hispanas de Tulebras y Manresa antes citadas. No obstante Rodríguez G. de Ceballos señala como fuente para esta obra una xilografía realizada en Paris en 1524, de la que dice seguir fielmente. Está rodeado por los cuatro evangelistas en las cuatro esquinas del lienzo y debajo hay dos angelitos que portan una tiara y un cetro.
El segundo ejemplo supone la única Trinidad trifacial no anónima que he podido encontrar, es obra de Gregorio Vázquez de Arce y Ceballos y está datada a finales del siglo XVII y principios del XVIII. De esta obra no tengo ninguna referencia literaria, tan solo la autoría y la datación. Pero si se puede comentar que igual que la anterior tiene una doble representación de la Trinidad, por una parte el rostro trifacial y por otra la representación simbólica con el triángulo y el jeroglífico que representa el misterio de la Trinidad. No tiene nimbo y en su lugar hay una aureola dorada. La figura está vestida con un paño blanco y encima una capa roja con bordados. La figura está en majestad entronizada en nubes y con un coro angélico a sus pies. Esta Trinidad presenta además una diferencia con las anteriores, tanto novohispanas como la de Lima. La forma de representar el rostro es sólo con dos ojos, tres narices y tres bocas, siguiendo el modelo flamenco de 1500 que mencionábamos anteriormente.
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