Los catalanes Vivid Remorse nos ofrecen una buena ración de música brutal, avasalladora y sumamente trabajada y cuidada, perfecta para canalizar los sentimientos de rabia y odio que en los últimos tiempos vienen embargando cada vez a más gente.
"Down to the wire" es un trabajo de Vivid Remorse editado en Art Gates Records en Octubre de 2012. Interpretado por Joel Repiso como cantante & Gustavo Revoredo en la guitarra & Gabriel Malavé como bajista & Xavier F Vidal a la batería desde España y se centra en el estilo Death Metal y tiene una duración de 35 minutos. Enlaces Relacionados:Vivid Remorse & Art Gates Records Valoración: 7.5 sobre 10
La historia de Vivid Remorse se remonta hasta el año 2006, fecha en que esta banda vió por primera vez la luz en la ciudad de Barcelona. Su estilo musical es, a grandes rasgos, un intenso trash metal que no desdeña sin embargo influencias de otros estilos del metal extremo, tales como el death metal o el hardcore, por citar sólo unos cuantos y más concretamente aquellos que pudieran ser más reconocidos por los lectores de Mentenebre. La alegre mezcla de estos subestilos musicales da como resultado una música brutal, potente, avasalladora y que no deja títere con cabeza.
Sin duda estamos ante una de las bandas más notables del panorama español en lo que a trash metal se refiere; buena prueba de ello son las críticas favorables que los anteriores trabajos de Vivid Remorse han cosechado hasta ahora ( un ep y un cd ), así como también las giras y los conciertos que les han ido saliendo a lo largo del tiempo de su existencia como banda. A buen seguro que con la aparición de este “Down to the wire” el prestigio ganado con su carrera hasta ahora se verá solidificado y notoriamente aumentado, disparándoles todavía más hacia arriba en el escalafón del mundo del trash metal.
El disco es, de principio y casi hasta el fin, una constante ametralladora que escupe sonidos de una brutalidad y de una rabia aplastantes. No hay concesiones a sonoridades, digamos, “agradables”; no hay voces femeninas, no hay teclados, no hay atmósferas góticas; sólo hay la potencia de mil tanques atacando y machacando sin piedad. Guitarras, bajos, batería y una voz desgarradamente versátil se alían para ofrecernos un espectáculo de sonidos agresivos y salvajes, poco aptos para los oídos virginales de la mayoría de la masa aborregada.
Confieso que, aunque este estilo musical no se encuentra entre mis favoritos, “Down to the wire” me ha producido una sacudida mental cuando me he visto a mi mismo sacudiendo la cabeza como un metal head mientras lo escuchaba. Eso es lo que pasa cuando después de la primera escucha has podido empezar a distinguir las trabajadas melodías que pululan bajo la muralla sonora de las canciones de Vivid Remorse y cuando has podido empezar a disfrutar con el virtuosismo de sus integrantes a la hora de manejar sus instrumentos.
De las once canciones de este disco, que apenas supera los treinta y cinco minutos de duración, me voy a quedar con la última, ‘The never falling cries’, la más diferente y la más melódica. Su comienzo, con preciosas guitarras acústicas y con una voz sumamente diferente a lo escuchado hasta ahora, es una prueba más del talento y de la versatilidad de Vivid Remorse. También me ha gustado el tema en catalán ( todos los demás están en inglés ), ‘L’angoixa de l’existencia’, rápido y muy ágil, con unos estupendos registros de voz en los que la guturalidad desaparece casi por completo. Por su parte ‘Seize the death’ tiene algo que atrapa, algo que no sé definir, pero que quizá alguien más avispado que yo pueda encontrar en sus muy curradas melodías, en la original propuesta vocal, en la fascinante variedad de sus guitarras o en la enervante rapidez de sus ritmos.
Creo que se trata de un buen disco, perfecto para que aquellos timoratos que sienten prevención hacia el metal extremo se dejen atrapar por la maraña de furia y rabia que desprende esta música, una furia y una rabia que en los últimos tiempos todos estamos obligados a sentir y que Vivid Remorse nos enseña como canalizar a través de los once cortes de “Down to the wire”.