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 Uno de los pioneros del Arte Romántico.

Nina Athanassoglou-Kallmyer - “Théodore Gericault”

 
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Publicado
2011-01-03
 
La convulsa situación de Francia a comienzos del siglo XIX fue el caldo de cultivo para que surgiera el Arte Romántico. Quizá podamos afirmar que Géricault fue, si no el iniciador, sí el primer gran baluarte del movimiento.
 

"Théodore Gericault" escrito por Nina Athanassoglou-Kallmyer en la editorial de Phaidon (ISBN: 9780714856568) con 232 páginas.
Desde Grecia y presentado en Octubre de 2010 se encuadra en el género Arte
Enlace Relacionado: Phaidon
Valoración: 9 sobre 10

      He de decir que para mí, en lo que respecta a mis gustos artísticos, el Arte empieza en el siglo XIX. No quiero decir con esto que ignore a los grandes valores del Arte desde sus comienzos, adoro el mundo Clásico, el Gótico y el primer Renacimiento, pero, en lo que a personalidad se refiere, me siento plenamente identificado con los movimientos que parten del Romanticismo.

Así, en la carrera había estudiado a Géricault como uno de los pioneros del movimiento, con su obra colosal “La balsa de la Medusa”, pero apenas recordaba al “Coracero herido” y alguna de sus pinturas de jinetes a caballo de su periodo londinense. Afortunadamente esta monografía me ha abierto todo ese universo detrás del genio y que lo coronan como uno de los primeros románticos.

Nina Athanassoglou-Kallmyer, una prestigiosa historiadora del Arte de origen griego, titular de la Universidad de Delaware, ha sintetizado de forma magistral los conceptos que subyacen tras la obra de Géricault, así como la conexión entre su arte, su vida y las circunstancias políticas y sociales de la Francia de comienzos del XIX.

Nina Athanassoglou-Kallmyer - “Théodore Gericault”Es una lástima que Géricault viviera tan solo 33 años, de 1791 hasta 1824, ya que su producción quedó de alguna manera truncada por la tragedia de su enfermedad y temprana muerte. Aún así este tiempo fue suficiente para ser reconocido en vida y para comenzar a desarrollar los postulados del Arte Romántico.

Como joven aguerrido de su época comenzó su producción artística fijándose en modelos militares. Su afición por la defensa de la nación se vio reflejada en toda una serie de pinturas dedicadas a soldados, muchos de ellos jinetes, expresando ya en ellos sus dotes pictóricas en composiciones tan remarcables como la antes citada del “Coracero herido”, obra maestra de su período de juventud. También se acercará en este período a tipos populares, llamándole la atención rebeldes como los bandoleros a los que retratará en numerosas ocasiones. Y el caballo, como tipo, le acompañará a lo largo de toda su producción.

Y pronto va a llegar su composición más celebrada: “La balsa de la Medusa” (1819), obra maestra y pionera del Romanticismo. Esta obra refleja un hecho que conmocionó a la sociedad francesa: en 1816 la fragata Medusa guiaba a una flotilla a tomar posesión de la colonia francesa de Senegal. El convoy varó en un arrecife y la tripulación hubo de abandonar el barco en sus botes salvavidas. Éstos sólo pudieron embarcar a los oficiales, quedando el resto de la tripulación embarcado en una suerte de balsa hecha con los maderos del barco que era arrastrada por los botes. Al ver que los botes no avanzaban, los oficiales cortaron las maromas y la balsa quedo a la deriva. Así se sucedieron episodios de amotinamiento, asesinato, demencia, suicidio y canibalismo. Finalmente fueron encontrados los supervivientes por un navío inglés y así se supo de la tragedia. Géricault representa este climax de horror de manera magistral en esta obra cumbre.

Los temas escabrosos siguieron llamando la atención de Géricault: ejecuciones, amputaciones, cabezas guillotinadas, aparecerán en obras menos conocidas del autor. Al final de su vida, tras su viaje a Londres, volverá a retomar estos temas controvertidos fijándose esta vez en la representación de perturbados mentales. Estas obras si que han sido más reconocidas, son los denominados monomaníacos: el del hurto, el del juego, el del rapto de niños, etc.

Uno de sus mayores admiradores será Eugene Delacroix, quien tomará su testigo consolidando el movimiento artístico romántico en Francia. ¿Hacia donde hubiese virado el Arte de Géricault de haber continuado vivo? Nunca lo sabremos, pero su semilla, sobre todo el interés por los temas oscuros será el germen de su legado en la Historia del Arte.

Para todos aquellos amantes del Arte, con esa sensibilidad oscura, sin duda este libro será muy revelador. Su lectura ha sido a la vez amena y tremendamente enriquecedora. Descubrir a Géricault merece la pena.

Libro Comentado por: Pedro Ortega  {MN}

Información Relativa al Artículo
Editoriales: Phaidon
Géneros: Arte

*{Derechos Reservados}*

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