Noxtromo, Alienadept y Crying Blood dieron un espectáculo que sobrepasó todos los límites, el de una organización inexperta y el de un local de espacio reducido. Sin embargo, estas limitaciones no hicieron desmerecer los tres conciertos de gran altura que hicieron disfrutar al público.
Presencia, adrenalina y talento. Estas tres son las primeras palabras que me salen a la hora de describir esta primera entrega del recién nacido Blackllecas Fest.
El concierto comenzó con poca demora, lo cual es de agradecer, con la banda Noxtromo. Este grupo, que yo desconocía hasta la fecha, ofreció un espectáculo lleno de energía. Un guitarreo estridente en armonía con una melódica electrónica servían de base para la formidable voz que pasó por todas las declamaciones, desde el perfecto control gutural al grito a pleno pulmón.
Personalmente, yo no soy muy seguidor de su estilo, un contundente nu metal con toques electrónicos, pero se reconoce en ellos una calidad y un talento que llega, por supuesto, a los amantes del género y a los que no lo somos. Quedó muy claro que este grupo es bastante más grande que el escenario en el que tocaron, que se les quedó pequeño. En alguna ocasión se acopló el sonido, en los momentos en los que el incansable cantante se movía por delante de los altavoces. Así que sugiero estar pendientes de sus próximas actuaciones, espero que en escenarios mucho mayores y a su altura. Desde Mentenebre ya iremos informando.
A continuación y tras un brevísimo intermedio, subió al escenario la banda Alienadept. Grupo, también, desconocido para mí hasta la fecha. Y es que este grupo, de reciente creación, no lleva ni dos años en activo. Otro grupo que nace mucho más grande que los escenarios en los que se mueve.
De su actuación, entregada totalmente al público e impecable, destacar que sólo su presencia, la de los cuatro integrantes del grupo (sin decorados, ni banderas, ni otros objetos, ni siquiera un juego de luces) era suficiente para presentar una escenografía completa, recargada y llamativa. No necesitan nada, sólo a ellos, para llenar un escenario. Una magnífica puesta en escena (con las limitaciones, claro está, del reducido espacio) sin ningún otro aderezo nada más que el de ellos mismos, en donde contrastaba la imparable, enérgica e incansable actuación del bajista, Jevo DJ, que no paraba de moverse en plena posesión infernal sin perder ni un sólo instante el control de su instrumento, con la soberbia, implacable, inamovible y regia figura del cantante y gutarrista Ultratumba. Ya estoy deseando verlos de nuevo en acción, a ver si es posible que sea en un escenario mucho mayor, al parecer, el próximo 27 de marzo en Alcalá de Henares (daremos los detalles del evento).
En cuanto a su música, pocos temas tienen aún, pero suficientes para dar espectáculo. Pocos temas, pero de una calidad que vosotros mismos podéis comprobar entrando en su web oficial o en su MySpace. Un industrialelectrodark a la altura, por ejemplo, de los más exigentes seguidores de Hocico, en combinación con un melódico black metal digno de los mismísimos Dimmu Borgir. “True Dark Industrial Black-metal”, así se definen a sí mismos, pero hay que escucharlos y que cada uno saque sus conclusiones.
La guitarra eléctrica rabiosa, con potentes riffs muy fuertes, pero sin llegar a la estridencia, de la mano de Ultratumba, así como su voz, de lo más hondo de su garganta, como viniendo de lo más hondo del propio Infierno, y él, regio e inamovible, supieron poner en movimiento a todos los presentes. Llegaron al público. Un público en movimiento al ritmo de la batería de V.I.K. y del bajo de Jevo DJ. Destacar a ambos en la perfecta cadencia de un ritmo de cuatro por cuatro metálico, bien marcado y mejor medido. Un ritmo que de ser más rápido haría a los temas ruidosos y estridentes y de ser más lento los haría aburridos. Así que perfecto directo de los dueños del ritmo.
Y destacar, por último, el trabajo del teclista Rubio, sobre todo, al inicio y al final de todos los temas, que empiezan con los suaves y más delicados sonidos del teclado que son inmediatamente pervertidos y mancillados por la crudeza de la guitarra y de la voz. Los sintes complementan a la guitarra y, junto al bajo, no dejan un solo hueco del espacio que no esté cubierto de sonido.
Todos los temas son muy buenos, rítmicos y melódicos a la vez que violentamente desgarradores.
Por último, sobre la actuación, verdadero espectáculo, de Alienadept, decirles a ellos que ENHORABUENA, con mayúsculas, y a quienes estéis leyendo esta crítica, deciros que no dejéis la oportunidad de verlos en directo y que pronto van a sacar su primer álbum, así que ya os informaremos.
Y, finalmente, llegó el plato fuerte del evento (no para mi gusto, ya que yo no soy muy amante de este género, pero, desde luego, sí que fue el plato fuerte). Nuevamente un desaderezado y pequeño escenario para un grupo mucho más grande que él. Crying Blood. Una banda con bastante más andadura y experiencia, lo cual saltaba a la vista. Una puesta en escena espectacular, espeluznante, la voz del Infierno ascendía a la Tierra para poseernos. Reconozco que, después de disfrutar, sobrepasando mis espectativas, con Alienadept, escuchar a Crying Blood no me fue demasiado grato. Los amantes del death metal lo habrían disfrutado y, desde luego, los que estuvieron allí. Ellos solos, sus cinco integrantes, se bastaron para llenar todo el escenario, sin banderas, ni objetos, ni nada, sólo ellos llenándolo todo y todo el local de una sobrecogedora tiniebla de sonido de muerte, como unos cenobitas venidos del infierno de Hellraiser.
Los infernales riffs del guitarrista, Vael, magistralmente rasgados de su guitarra para penetrar por los oídos y acuchillar las neuronas, la potente voz gutural y, también, a pleno grito del cantante Delicardes (no me gustan las comparaciones, cada uno es él y sólo él, así que sólo mencionaré un nombre bastante conocido, Dani Filth), el teclado a disposición de las manos de Agares, poniendo ese trasfondo melódico y de musicalidad de todos los temas, y el ritmo contundente de la batería de Kaexar y del prominente bajo de xTro, llenaron todo el espectro auditivo de esa melódica estridencia infernal de su death metal. Cradle of Filth, Dimmu Borgir, Cannibal Corpse... Quien quiera ver semejanzas las ve, pero Crying Blood son ellos mismos y son, en el género death metal, incluso en el black metal, de lo mejor que tenemos en España en este momento. Y así lo demostraron ante un público que no fue muy numeroso. Quizá por la falta de publicidad, o el frío, o la crisis, pero no hubo mucho público.
Por último, deciros que el último disco de Crying Blood, "Animae Damnatae", ya está a la venta y, a quienes gusten de un buen concierto black metal - death metal, que no se los pierdan en directo.
El concierto comenzó con poca demora, lo cual es de agradecer, con la banda 
Ya estoy deseando verlos de nuevo en acción, a ver si es posible que sea en un escenario mucho mayor, al parecer, el próximo 
Y, finalmente, llegó el plato fuerte del evento (no para mi gusto, ya que yo no soy muy amante de este género, pero, desde luego, sí que fue el plato fuerte). Nuevamente un desaderezado y pequeño escenario para un grupo mucho más grande que él. 