Dicen los entendidos que lo bueno siempre se hace esperar. Ahora es turno para que el oyente considere si después de nueve años la misma ha merecido la pena.
"Palestina" es un trabajo de El Luto Del Rey Cuervo editado en Producciones Sin/Con Pasiones en Agosto de 2009. Interpretado por María Menéndez como cantante & Carlos Chauan como guitarra y coros & Julio Lafuente como bajista & Javier Villar como percusiones & Juan Millán como bateria desde España y navega entre los estilos Pop & Gothic & Experimental y tiene una duración de 51,26 minutos. Enlace Relacionado:El Luto Del Rey Cuervo Valoración: 8 sobre 10
Citar que el panorama más alternativo aragonés vuelve a atravesar cierto estado de gracia es algo que evidencian los cercanos lanzamientos de Ego de Las Novias, Géminis de Niños Del Brasil, Jafi Marvel del mismo Jafi Marvel o aunque más alejada, todavía muy reciente en el subconsciente de muchos, la gira que reunió después de varios años de inactividad a Héroes Del Silencio. Con todo, quizás cabría esperar que grupos como El Luto Del Rey Cuervo que de alguna manera han bebido de las mismas fuentes se aprovechasen ahora del tirón del resto de formaciones para sacar a la luz Palestina, el nuevo trabajo.
Claro, que la suposición parezca tener su lógica no quiere decir que no sea totalmente desacertada, porque a nada que se conozca un poco la historia del grupo zaragozano, habrás de saber que la criatura en cuestión debería haber sido alumbrada allá por el 2003 que fue cuando se grabaron por primera vez los cinco temas que iban a componer aquel EP, que ni siquiera disco completo. Lo ocurrido en estos seis años de engañosa inactividad merece mención aparte y daré buena cuenta a su debido momento, pero sirva como adelanto aquello de que las cosas y personas cambiamos, y lo que ayer se veía de un modo, hoy comienza a verse de otro completamente diferente. Y claro ejemplo es la metamorfosis experimentada por la Palestina de aquel entonces y la de ahora.
El corte instrumental a cargo de Oskar Díez, guitarrista de Las Novias y uno de los muchos colaboradores del disco, pregona a los cuatro vientos que estamos cerca, muy cerca del destino. Las marcadas percusiones que nos retrotraen a tiempos de gestas épicas y grandes héroes caídos, dejan entrever a la luz de la noche la silueta de unos árboles bajo los que yacen innumerables tumbas. Si agudizas el oído, puedes llegar a percibir el susurro de una dama que contiene su ira mientras incita a los suyos, agazapados en la arena, a amartillar sus armas. Carlos, Julio, Javi y Juan, esperan la señal y así, cuando posa sus ojos en cada uno de ellos, la rabia se desata y entonces sucede… ¡Bienvenidos a Palestina!
El silencio de la sierra se rompe bruscamente cuando una guitarra sin apenas tiempo para afrontar la batalla comienza a reverberar desesperadamente. El bajo, abriéndose paso entre la lluvia de notas, busca una situación privilegiada desde la que poder darles cobertura. La batería tampoco tiene un segundo de descanso y su papel es igualmente primordial para afrontar de modo airoso esta pequeña revolución. La voz de la fémina cambia de registro una y otra vez sin aparente esfuerzo, alternando esa rabia interior, con gemidos lastimeros y gritos de odio mientras se producen las primeras bajas y de este modo, los cipreses se van tiñendo de sangre negra.
Con tan arrebatador comienzo lo que cabía esperar de la siguiente pista era algo cercano a Could You?, una canción mucho más pausada y que curiosamente no aparecía en la concepción inicial del EP. Y digo esto porque es fácil que enganche al oyente desde los primeros compases de guitarra. La voz de María nos anuncia entrecortada desde una emisora lejana, como en una época de oscuridad, el cielo se abrió y de su templo salieron siete ángeles que portaban cada una de las plagas. Sin embargo es solo el principio de una historia que sin darnos casi cuenta experimenta un cambio de registro sorprendente en su recta final, cuando el tema es afrontado de un modo más armónico y sosegado. Hasta me atrevería a decir que se dejan entrever estructuras más poperas por más que se quieran ocultar tras una guitarra punzante. Un gran tema que supone en cierto modo la contraposición a los ecos after punk de Palestina con esos ritmos y voces frenéticos.
Creo necesario, llegado a este punto del disco, hablar de un bar llamado el Teatro De Las Ánimas para poder entender en toda su expresión Freaks, la siguiente canción. El mismo, además de pertenecer a uno de los componentes del grupo, supone uno de los lugares más peculiares en el que degustar una cerveza bien tirada en Zaragoza. Un lugar que aunque enorme, está lleno de pequeños matices. Cualquier estilo musical o artístico tiene cabida en el y por consiguiente cualquier persona encontrará sus puertas abiertas. Y cuando digo cualquier persona, me refiero también a los que dan título a la canción, los no pocos freaks que nos dejamos caer por allí. La canción supone una especie de banda sonora a ritmo de reggae, y habéis oído bien, del garito en cuestión. Una interpretación libre y desternillante de La Parada De Los Monstruos de un Tod Browning con cachirulo. Canción de obligada escucha que de nuevo rompe moldes.
Es entonces cuando el olor a la sal del mar se introduce en las fosas nasales y las gaviotas revolotean sobre las cabezas mientras una bandera ondea al viento. Galo, Morgan o Long John fustigan a sus hombres con el látigo para que remen enérgicamente. Es tiempo de piratas y de comprobar cómo El Luto es capaz de seguir reinventándose. En esta ocasión son las percusiones las que se lucen, adaptándose perfectamente a la idea que quería transmitir Pirates. María no necesita de alardes vocales porque el ritmo marcado le va preparando el camino.
Love Song es una emotiva pieza a piano de unos cuatro minutos en la que María busca respuestas y para encontrarlas nos ofrece lo mejor de sí misma. Sensible a la vez que emocionante, sin trampa ni cartón y que excepto por un ligero acompañamiento en su parte final, se sustenta únicamente en piano y voz, siendo esta desnudez la que le transmite una fuerza especial.
Con Red And Black nos encontramos con otra canción de carácter reivindicativo y de marcada carga política. No en vano los colores del nombre no han sido elegidos de forma casual y hacen las veces de sentido homenaje a aquellos voluntarios que sirvieron a las Brigadas Internacionales españolas caídos en combate. Alguno de ellos, no muy lejos de la sierra de Alcubierre, enclave escogido para rodar su correspondiente vídeo cuyo enlace está incluido en esta misma reseña. El bajo, fundamental en todo el tema sirve de introducción, dejándose acompañar por la guitarra. La batería da la bienvenida a la voz y el resto de instrumentos se funden en una bonita melodía. Carlos incluso se desmelena y deja acompañar por alguno de sus freaks favoritos, permitiéndose la licencia de adquirir un protagonismo extra en un estribillo más largo de lo habitual. Es junto a Could You? la canción que más me ha gustado del disco y la que ha servido como tarjeta de presentación del mismo, llamada a perdurar en la cabeza del oyente por méritos propios.
Caronte Y La Sirena es otra de las rescatadas del 2003 y por aquel entonces dije que me recordaba a Stella Maris de Einstürzende Neubauten. No quiero decir con esto que sea un plagio ni nada por el estilo, que nadie me malinterprete, pero seis años después, sigue viniendo a mi cabeza la misma canción. Es el único tema del disco cantado en italiano, en contraposición al resto en que se había optado por el inglés y es también el más largo superando los 10 minutos de duración. Experimental y oscuro, se va retorciendo al son de un quejumbroso violín y una batería que perfila una marcha que presagia un final sin perdices.
Todavía cuenta Palestina con una sorpresa final a modo de remezclas. Una de ellas de un tema rescatado del anterior disco, Walking To Alepo como es Burbrujas, eso sí, quedando totalmente irreconocible con una pequeña introducción en su primera parte y bajo unos efectivos arreglos al más puro estilo synthpop en la segunda, que otra vez, y van ya unas cuantas, vuelve a pillar al oyente desprevenido. Otro tanto ocurrirá con la versión de Palestina camuflada bajo unas bases electrónicas tremendamente machaconas.
El nuevo trabajo del Lutogana peso específico tanto en consistencia como en credibilidad, convirtiéndolo en algo mucho más cercano a lo que entendemos por un disco propiamente dicho en el que se aprecian los arreglos y el mimo en cada uno de sus cortes y que se completa con una excelente maquetación en formato libro-cd acompañado de generoso libreto. Si habría de ponerle algún pero sería el hecho de no cantar ni una sola canción en español y el de encontrarse a mitad de camino entre diferentes estilos sin terminar de decantarse claramente por ninguno de ellos. Sin embargo, y lo que son las cosas, es justamente esa falta de definición lo que convierte a Palestina en el trabajo más personal y sorprendente del grupo hasta la fecha.
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