Veinte años más tarde de la primera, Warner Brothers realiza una segunda versión de Los crimenes del museo de cera, con algunos diálogos calcados de aquella pero añadiéndole una soberbia dirección artística y engrandeciendo el conjunto con la presencia del grandioso Vincent Price al frente del reparto.
"Los crímenes del museo de cera" dirigida por André de Toth con la distribución de Warner Video y presentada 1953. Interpretada por Vincent Price como Jarrod & Frank Lovejoy como Tom Brennan & Phyllis Kirk como Sue Grant & Carolyn Jones como Cathy Gray & Paul Picerni como Scott Andrews & Roy Roberts como Matthew Burke & Angela Clarke como Mrs.Andrews & Paul Cavanagh como Sydney Wallace & Charles Buchinsky como Igor desde Estados Unidos y pertenece al género Terror , tiene una duración de 84,40 minutos. Enlace Relacionado:Warner Video Valoración: 8.5 sobre 10
Dos socios llevan un museo de cera. Ambos son de caracteres contrapuestos; uno de ellos, Matthew, sólo quiere beneficios, para lo cual exige crear figuras morbosas e impactantes, y el otro, Jarrod, sólo quiere esculpir figuras que a él le complazcan. El museo recibe la visita de un crítico de arte, quien viene acompañado de un posible inversor interesado en comprar el museo. Ambos quedan favorablemente impresionados y prometen hacer la inversión requerida cuando vuelvan de un viaje que les llevará tres meses. Matthew cree que esto es esperar demasiado tiempo y le propone a Jarrod quemar el local y repartirse los cincuenta mil dólares del seguro. Ante la negativa de Jarrod, Matthew prende fuego al local y comienza una pelea cuyo resultado final será una tremenda explosión, que tendrá lugar cuando Matthew haya escapado del museo en llamas. Del cadáver de Jarrod no hay ni rastro…
Días más tarde, con la indemnización del seguro recién cobrada, Matthew será espectacularmente asesinado por una enlutada figura con un rostro masacrado de llagas. La novia de Matthew, Cathy, será asesinada por el mismo individuo en el cuarto de la pensión donde vive. Su amiga Sue descubre al asesino en la habitación e inicia una huida desesperada por las calles neblinosas de la ciudad, seguida muy de cerca por el criminal. Finalmente encuentra refugio en casa de unos amigos, los Andrews, Scott y su madre. Mientras tanto, el criminal roba el cuerpo de Cathy del depósito de cadáveres.
El inversor, Sydney Wallace, regresa de su viaje y se encuentra con Jarrod, que sobrevivió al incendio y se encuentra confinado en una silla de ruedas, con las manos destrozadas por las llamas. El escultor, secundado por sus ayudantes León e Igor, le explica a Wallace que planea reabrir el museo pero esta vez con una orientación mucho más truculenta, escenificando crímenes atroces a los que pretende dar el máximo realismo posible. Con algún pequeño reparo Wallace accede y el museo se inaugura con gran pompa. El éxito es inmediato; el público alaba con profusión el increíble realismo de las figuras. Cuando Sue visita el museo cree reconocer el rostro de Cathy en la figura de Juana de Arco, pero Jarrod le explica que ha tomado su rostro de fotos de la prensa. Mientras se lo cuenta el escultor cree reconocer en Sue el modelo ideal para reconstruir la figura de la reina Maria Antonieta, la creación que más quería de todas las que ardieron en su anterior museo. Sue no queda satisfecha con la explicación y acude a la policía. Dos agentes visitan el museo e identifican varias figuras como algunos personajes de la ciudad desaparecidos recientemente. Las sospechas se agudizan cuando le encuentran a León un reloj que pertenecía a una de esas personas.
Mientras esto sucede Sue espera a Scott, que ahora trabaja para Jarrod, en la puerta del museo. Como el muchacho no sale, pues Jarrod se lo ha sacado de encima con una excusa, Sue entra al museo, cerrado y ocupado por las sombras. Se dirige hacia la figura de Juana de Arco y acaba descubriendo que en realidad es el cadáver de Cathy recubierto de cera. Es sorprendida por Jarrod, quien se levanta de la silla donde fingía su parálisis y descubre ante la joven que su rostro no es más que una máscara de cera que cubre las horribles llagas que le causó el incendio de su primer museo. Mientras Jarrod se dispone a recubrir a Sue de cera para convertirla en Maria Antonieta, la policía acaba obteniendo de León la confesión de las actividades criminales de Jarrod y mandan un destacamento hacia el museo. Scott, que ha regresado del encargo de Jarrod, entra en el museo y se enzarza en una pelea con Igor. Cuando este está a punto de decapitar a Scott en una guillotina irrumpe la policia, salvando también in extremis a Sue y provocando la caída de Jarrod en el tanque de cera hirviendo que esperaba su turno para absorber el cuerpo de la muchacha.
Rodada en la novedosa, en su día, técnica de tres dimensiones, esta película del director André de Toth es una de las grandes joyas del cine de terror del siglo XX, y claro espejo en el que se mirarían pocos años después las producciones de la Hammer y que a su vez corrige y mejora la mayoría de las producciones que quince años antes encumbraron a la Universal. Se trata de una perla de cine de terror gótico aislada en medio de una década, la de los años cincuenta, en la que los espectadores de cine preferían aterrorizarse con vagas e indefinidas amenazas del espacio exterior antes que con una buena dosis de elegantes y sobrecogedores escalofríos, tales como los que ofrece este clásico.
La brillante fotografía y la esmerada dirección artística, algo nada sorprendente teniendo en cuenta que la película es producida por un estudio tan potente como Warner, le dan a la película un aire de majestuoso glamour y nos enseñan que el escalofrío también puede ser una obra de arte. Dentro del cuidado aspecto estético de la película merece la pena destacar, además del vestuario y los decorados, las estatuas de cera que pueblan el museo, tanto en su primera como en su segunda versión. Su nivel de detalle y su realismo son asombrosos, a la altura de los grandes museos de cera de todo el mundo
Pero si hay algo que destaca en esta película es la sublime interpretación del gran Vincent Price en el papel del perverso Jarrod. Nadie más que él podía haber interpretado este papel y nadie después de él podrá intentarlo. La prestancia de este extraordinario actor le proporciona alpersonaje un aura de malignidad que no deja de ser elegante y que se pone de manifiesto en numerosas escenas, sobre todo en aquella enla que Jarrod ejerce de guía para los primeros visitantes de su segundo y muy morboso museo y en particular cuando se detiene ante la representación del crimen de su socio, que él mismo cometió. En otro sentido quiero destacar, por lo que tiene de anécdota y no por su interpretación, la presencia en el reparto de un jovencísimo Charles Bronson ( acreditado como Charles Buchinsky ) en el papel del ayudante sordomudo de Jarrod, un rol que le va que ni pintado.
En cuanto a los extras, hay que comentar que incluyen, nada más y nada menos, que una película completa. Se trata de la versión de Los crímenes del museo de cera que realizó Michael Curtiz en 1933, una película que merecería un comentario por sí misma en vez de la simple mención que puedo hacer aquí, por lo que lo dejaremos para otra ocasión. Baste decir que la película ha sido coloreada artificialmente, con lo que se pierde gran parte de su encanto y que solamente se puede visionar en inglés, pero con subtítulos. Entre los extras contamos con imágenes del estreno de la pelicula, en las que podemos ver al mismísimo Bela Lugosi ataviado con la capa de Drácula y en compañia de una especie de orangután o al ex presidente norteamericano Ronald Reagan, en la época en la que asombraba al mundo con su prodigioso talento como actor.
Dos socios llevan un museo de cera. Ambos son de caracteres contrapuestos; uno de ellos, 
El inversor, 
La brillante fotografía y la esmerada dirección artística, algo nada sorprendente teniendo en cuenta que la película es producida por un estudio tan potente como 
{MN}