Ante un público sonrojantemente escaso teniendo en cuenta quien era la cabeza de cartel, Christian Death desplegó en Madrid todo el poderío que les caracteriza en directo y que con el paso de los años ha ido ganando notablemente en calidad y cantidad.
Las perspectivas antes del concierto no podían ser más halagüeñas. El último trabajo discográfico de Christian Death es uno de los mejores de la extensa carrera de Valor Kand y su inseparable Maitri, y está lleno de canciones que son promesa segura de un gran disfrute si se escuchan en directo. Además, la grandiosa trayectoria de esta banda mítica hacía pensar que este concierto iba a provocar un enorme interés por acudir a él por parte de toda esa legión de góticos que inunda los garitos madrileños donde se pincha música "oscura". Así al menos lo creíamos los miembros de la "expedición Mentenebre" que acudimos al evento con una ilusión teñida de ingenuidad y que, por supuesto, acabó destruida por la cruda realidad; apenas media sala fue todo el público que Christian Death convocó en Madrid. Todos aquellos que se autodenominan góticos y no estaban allí, pudiendo haber estado, sabrán lo que estaban haciendo...
La noche, tal y como nos va a contar Doménico, comenzó de manera espectacular con la actuación de los portugueses Ava Inferi. Así es como nuestro compañero vió su espectáculo:
Ava Inferi resultaron ser un unos teloneros de excepción. El nuevo proyecto de la formación portuguesa liderada por Rune Eriksen, presentaba en España su segundo trabajo "The Silhouette", a lo largo de su actuación pudimos comprobar el demostrado interés de los lusos por la continua experimentación en un genero tan trillado como es el del Gothic Metal. La voz de Carmen Simoes se adapta perfectamente a estos propósitos, siguiendo la línea de lo que ya iniciaron en Aenima su anterior proyecto juntos. 'The Abandoned' y 'Pulse of Earth' los temas más redondos de la formación hoy por hoy , fueron el broche perfecto a la fantástica actuación de los portugueses, superando las barreras de lo convencional sólo como los grandes grupos del genero han sabido hacerlo. Un magnífico preámbulo a lo que iba ser la actuación principal de la noche.
Tras la marcha de Ava Inferi del escenario, por fín llegó el momento de la aparición de Christian Death. Entre humo y sudarios desgarrados fueron apareciendo uno a uno los miembros que la banda lleva actualmente en sus directos, todos ellos encapuchados. Tras ellos apareció la sensual Maitri con su inseparable bajo y, después el mismísimo Valor Kand, allí, apenas a tres pasos de nosotros, empuñando su viejo violín y conduciendo con mano maestra el apocalipsis que se había desatado con el primer tema, el magistral 'Water into wine'. A partir de ahí las canciones, durante poco más de hora y cuarto, fueron sucediéndose una detrás de otra, centrándose fundamentalmente en las contenidas en el último disco, "American Inquisition". De esta manera pudimos escuchar temazos como, por ejemplo, 'Stop bleeding on me', 'Narcissus metamorphosis of', 'Victim X' , 'Angels and drugs' o 'Workship along the Nile', siguiendo el estricto orden en que vienen en el disco.
Pero Valor tenía guardado un as en la manga; cuando ya empezábamos a pensar que íbamos a escuchar una versión en directo de "American Inquisition", la banda se descolgó con una espectacular interpretación de 'This glass house', del "Catastrophe Ballet" ( 1984 ). La sorpresa, y el placer, fueron soberanamente mayúsculos. Pero aquí no acabaron las sorpresas; 'The luxury of tears' ( "Ashes", 1985 ), 'Ashes I' ( "Ashes" ), 'This is heresy' ( "Sex, drugs and Jesuschrist", 1988 ) o 'Zodiac' ( "Born again anti Christian", 1999 ), entre otras que mi frágil memoria no recuerda, sonaron como auténticos regalos a nuestros oídos. Los momentos a destacar son muchos, casi infinitos; de todas formas me quedaré con la demoledora interpretación de 'Workship along the Nile' por parte de una Maitri desatada, salvaje y con una descomunal carga de sensualidad. Sus provocativos movimientos, unidos a la muy directamente sexual letra de la canción, consiguieron poner a cien por hora a más de uno de los asistentes. El local también hirvió con 'Zodiac', con una entregadísima Maitri, que cantó con una fiereza y una potencia bárbaras; sinceramente me alegra comprobar la evidente mejora que ha experimentado esta chica desde la anterior visita a España de Christian Death...
Metiéndome en un terreno más personal, tomando el concierto desde el punto de vista de un fan, os podré decir que canté como nunca lo había hecho en un concierto con 'This glass house', con 'The luxury of tears', con 'This is heresy', con todas las antiguas. Me dejé la garganta y el alma, desafiné como un animal desbocado, pero estaba realmente feliz, feliz de escuchar en directo aquellos temas que tantas veces he disfrutado en la intimidad de mi walkman durante tantos y tantos años... Un sueño hecho realidad... Pero también tuve tiempo de flipar con la tremenda y adictiva 'Stop bleeding on me', con el pegadizo estribillo de 'Narcissus metamorphosis of', con la épica 'Water into wine'... Sentí una enorme alegría al comprobar que los planteamientos ideológicos de Valor no se han suavizado con la edad, ni mucho menos, y me sentí muy cercano a él cuando tuvo recuerdos nada amables tanto para el presidente estadounidense George Bush como para el papa católico Benedicto XVI. Salté, bailé, grité ( berreé, más bien ) y me emocioné, sobre todo me emocioné con lo que estaba viendo y con lo que estaba oyendo.
Mis sentimientos se nublaron hasta tal punto que no reparé en las numerosas deficiencias técnicas que tuvieron lugar durante el show. Al parecer, y según me comenta nuestro compañero Caín Uriel, también presente en el concierto, hubo una mala organización, debida quizás al abandono del manager a mitad de gira. El equipo en el escenario no respondía a las necesidades de la banda y las condiciones en que tuvieron que tocar, con problemas técnicos constantes y presionados por el hecho que sólo disponían de hora y media para desarrollar un repertorio que abarca un cuarto de siglo, convirtió el espectáculo en una auténtica tortura para Valor y su banda. Les costaba escucharse a sí mismos ( Valor se llevaba frecuentemente un dedo a la oreja ), los teclados entraron tarde en algunas canciones, la guitarra estaba falta de volumen, falló el cableado del violín... Aún así Christian Death se mantuvo firme en el escenario dando lo mejor de sí mismos y haciéndonos disfrutar tanto a sus creyentes más veteranos como a sus nuevos acólitos hasta el punto que la mayoría fuimos incapaces de reparar en el calvario por el que estaban pasando. Muchas gracias por esa exhibición de profesionalidad, muchas gracias por haber aguantado ( y muchas gracias también a Caín Uriel por su asesoramiento en cuestiones técnicas ), y sobre todo, muchas gracias a Valor y a Maitri por haber accedido a mantener una charla inolvidable en el camerino con el equipo Mentenebre. Eso sí que fue un verdadero sueño hecho realidad para muchos de nosotros...
No quiero terminar esta reseña sin agradecer a los chicos de la Escalera sin Peldaños el esfuerzo de haber traído a España a uno de mis ídolos, a una de las bandas que más me han hecho disfrutar, a esos Christian Death de los que la escena "gótica" actual parece haber renegado. Más estúpidos sois vosotros al preferir la comida basura al caviar.
La noche, tal y como nos va a contar 
Pero 
Mis sentimientos se nublaron hasta tal punto que no reparé en las numerosas deficiencias técnicas que tuvieron lugar durante el show. Al parecer, y según me comenta nuestro compañero 