Han pasado muchas producciones y es hasta que sale "Head First" que podemos por fin mirar en directo a Goldfrapp, proyecto que venía anunciado como "la vanguardia electrónica".
Nueve de la noche con treinta minutos del último martes de junio de este año, esperaba ansiosamente por la apertura de las puertas y el inicio de uno de los recitales más esperados de este año. El cartel anunciaba bajo el sugerente nombre de Goldfrapp al grupo que nos animaría la noche. Yo, atreviéndome a hablar por muchos seguidores, esperaba un concierto cubierto de magia, sensualidad y electrónica excelsa. Teníamos una tremenda inquietud por comprobar si los discos y los vídeos de presentaciones en otras latitudes satisfaría nuestro apetito musical.
El disco "Felt Mountain" salió allá por el año 2000 y hoy, diez años después, se nos presentó por fin la oportunidad de ver en directo a uno de los proyectos con mayor peso en la escena electrónica mundial. Alison Goldfrapp y Will Gregory, los líderes de Goldfrapp, trajeron su espectáculo a una ciudad en la que el boletaje se agotó con una semana de anticipación, y conseguir una entrada después de esa fecha fue un viacrucis. Vinieron en el marco del lanzamiento de "Head First" y lo hicieron estupendamente.
La música que el dueto inglés ha desarrollado a través de todos estos años tiene un detalle en extremo curioso: aunque retoma elementos de estilos comercialmente aceptables como el trip-hop, el pop, la música electrónica en sus vertientes techno, synth e incluso retomando algunas partes del country y el folk, adolece de la fama de un grupo que hace música "para las masas", en suma, de una "máquina vende-éxitos"; sus discos, por el contrario, son densos rayando en lo experimental, alegres pero melancólicos, exploradores e inquietantes. Precisamente por esto es que considero que su visita no logró satisfacer las expectativas de todos los asistentes al concierto, y es que no podía ser de otra forma porque son prácticamente inexistentes las ediciones mexicanas de sus álbumes, que si no fuera por las bondades de las compras por internet, hubieran hecho imposible la difusión del nombre Goldfrapp en México.
Pude percibir que aunque el setlist cambia muy poco para esta serie de presentaciones (que ambiciosamente se acerca a dimensiones mundiales) en los distintos escenarios, no es muy variado y la imagen que tenemos los seguidores mexicanos es atrasada, clavada en la primera etapa (la de las dos primeras producciones). En lo personal, esperaba algo íntimo, con un conjunto de violines, mucha electrónica y erotismo y en los temas orientado a "Felt Mountain", "Black Cherry" y quizás, siendo generoso, al "Seventh Tree", pero no fue así. Lo que vimos fue una descarga de temas que casi en su totalidad fueron sencillos, enfocándose en los más más rítmicos, pegajosos y "fiesteros", provocando el frenesí en el auditorio, que coreó todo lo que emanaba de la boca de Alison. Naturalmente que fueron tocados algunos de los temas de la nueva producción junto a otros ya clásicos como 'Number 1', 'Train', 'Ride a White Horse' y el fantástico'Strict Machine', que para mi sorpresa también fueron entonados a manera de himno. ¿Cómo iba a conocerlas el atrasado público mexicano si no hay ediciones para su país? Fue una auténtica sorpresa. Nadie esperaba esta reacción.
Disfrutamos poco más de catorce temas, inmiscuidos en un ambiente de fiesta, con una Alison que con sobrada energía se movía como nunca antes la había visto en vídeos, saltando y desplazándose libremente por el escenario, para luego dirigirse entre canciones a los presentes con singular alegría y riendo con naturalidad, en tanto que Will y los músicos invitados estuvieron igualmente geniales, incorporando intros novedosos a los temas que ya teníamos guardados en nuestro disco duro cerebral, aunque lamentablemente no vimos bailarinas con cabeza de caballo ni un escenario muy elaborado. ¿Faltaron temas? la verdad sí. Pero fue notorio que el grupo se llevó, al igual que yo, una grata sorpresa al saber que su música es conocida por estos lares. Me gustaría que volvieran a México y que tocaran canciones de antaño, ésas del pasado con las que se ganaron el reconocimiento. ¡Nostálgico empedernido!
Nos deben muchas más visitas y esperamos volver a verlos, aunque lo importante es que Goldfrapp pudo percatarse que aquí son bien recibidos...y queridos.
Precisamente por esto es que considero que su visita no logró satisfacer las expectativas de todos los asistentes al concierto, y es que no podía ser de otra forma porque son prácticamente inexistentes las ediciones mexicanas de sus álbumes, que si no fuera por las bondades de las compras por internet, hubieran hecho imposible la difusión del nombre 
