Los abusos del papado a comienzos de la Edad Moderna provocaron la reacción reformista encarnada en la figura de Martín Lutero. La idea del mal incardinado en la iglesia y que el anticristo era el mismísimo Papa de Roma va a germinar en la publicación de numerosas estampas que a continuación analizamos.
Anónimo, "El papa como el anticristo" (1630). Grabado en cobre.
Se trata de un grabado del norte de Holanda. El papa, que está entronizado en el centro de una iglesia la ruinosa y vacía, es denominado anticristo. A cada lado hay una espada y una bolsa de dinero. El emperador romano se ha arrodillado a sus pies. El texto explicativo revela que la iglesia está parcialmente cubierta por la autoridad del emperador del imperio romano, el tirano español (Carlos V) y sus acólitos. Cuatro columnas soportan la ruina, con las cuatro marcas de la iglesia: la primera es llamada "Catholyck", la segunda "Authorieyt", la tercera "Out Gebruik" (tradición) y la última "Pausselycke Successie" (sucesión papal). Un jesuita y un monje (probablemente un franciscano) intentan reparar lo que está dañado, reedificar el palacio del anticristo para prevenir el sol de la justicia que está brillando en él.
Anónimo, "El papa como el compañero del demonio" (1671). Grabado en cobre.
Se trata de un grabado del "Uylen-Spiegel" de Lydius. Ilustra una mala revisión de un antiguo poema burlesco alemán, en el cual el Papa es llamado "Duyvels Maet" (El compañero del diablo) y sus sirvientes "Duyvelsklauen" (las pinzas del diablo). En el grabado, el Papa ofrece su tiara al demonio como muestra de vasallaje.
BIBLIOGRAFÍA
Libros:
- BARTRUM, GIULIA. "German Renaissance Prints 1490-1550". British Museum Press. Londres 1995.